domingo, noviembre 11, 2007

Patéticas interpretaciones desesperadas

Cuando sucede un ataque público a un país, sea cual sea la razón, lo abierto tiende a ser lo opuesto a lo que se discute a puertas cerradas. Así funciona la política internacional, especialmente cuando se considera que existen tensiones entre los países.

Por lo que nos hace preguntar si los ataques verbales de la delegación venezolana (con el estilo anti-protocolario de Chavez, que me gusta mucho, ya que lo considero como una forma revolucionaria para las relaciones internacionales), al igual que la reacción de la delegación española, implican realmente lo que se nota abiertamente.

Y es que lo que ha hecho Chavez en la 17 Cumbre Iberoamericana en Santiago de Chile no era nada más y nada menos que una denuncia y ataque frontal a las empresas españolas, que gracias al ex-presidente Aznar se hicieron con un enorme poder en latinoamerica, mucho más relevante que Estados Unidos. España forma parte de un triunvirato de explotación opresiva sobre latinoamérica, que incluye la Iglesia Católica y Estados Unidos como parte de ella. Y es que sólo cabe ver cómo esas empresas españolas, impulsadas y apoyadas por los gobiernos españoles, se han hecho con la telefonía (Telefónica), la energía (Repsol-YPF), la banca (BBVA y Santander), y otros sectores fundamentales de una sociedad del siglo XXI como lo es la sociedad latinoamericana.

Chavez ha logrado con la paciencia del rey Juan Carlos I de España, a que no entiendo qué hacía allí. Su actitud fue totalmente fuera de lugar, y tocó muchas sensibilidades propias de la región. La lucha contra los intereses españoles es una lucha contra un imperialismo tan brutal como la de Estados Unidos. Y el hecho que el Rey de España intentó callar a su homólogo venezolano le dio una victoria a Chavez en todos los sentidos: Comprobó, ante toda latinoamérica, una arrogancia que recuerda sensibilidades de época colonial.

El presidente del gobierno español, J.L.R. Zapatero es el que cumplió bien su labor, como defensor de los intereses de España en esa región. A España le viene muy bien presentarse como el líder de un bloque hispano-parlante. Probablemente por eso impulsa la política de influir en los países latinoamericanos a través de esas empresas transnacionales españolas, que a la vez oprimen tanto o más que los intereses estadounidenses. Y se ha hecho bien que pidiera al Rey que saliera de la sala, pues su labor no era más que estar allí como decoración, y nunca mandar a callar a Chavez. Lo único que el Rey ha conseguido, como dije anteriormente, es despertar aun más un espíritu anti-español en los fuertes círculos anti-imperialistas latinoamericanos.

Ahora bien, estoy totalmente de acuerdo con Chavez, Ortega y los otros delegados. Lo que no voy a aceptar es la estúpida interpretación de los medios de comunicación que desesperadamente indicaron lo "sólo" que quedó Chavez. Todo lo contrario, queridos "periodistas" de TVE1, Antena3, Cuatro, etc. Diría que Zapatero estaba de acuerdo con Chavez en mucho de lo que él decía. Si no, saldría de la sala al igual que el rey de España. Ese es el gesto que yo quiero destacar, en realidad: El que Zapatero quedó en la misma sala, y si notan no ha rechazado en ni un momento las palabras de Chavez, sino sólo ha indicado lo inoportuno que son.
Chavez ha puesto sobre la mesa lo que se ha estado esperando toda esta cumbre: La denuncia de los intereses españoles, muy fuertes en latinoamérica. Y lo ha logrado magistralmente, ya que ha salido a la luz una historia de interferencias de España en la política venezolana, nicaragüense, boliviana y de otros países. Argentina anteriormente se ha sumado a Venezuela en la denuncia contra los intereses españoles. Brasil igualmente está harta de las interferencias de empresas e instituciones españolas (como el Instituto Cervantes) en el sistema educativo superior brasileño, donde existen graves protestas en contra de que España se haga con el control de "lo español" en Brasil, incluyendo la enseñanza de la lengua del Castellano, usado por los muchos argentinos en ese enorme país.

Pero no me sorprende esa estrechez por parte de analistas de los medios de comunicación españoles. ¿Quien sino las empresas españolas son las que financian a los medios de comunicación hispanos con anuncios publicitarios? No se van a atrever indicar que Chavez salió fortalecido de esto, y en cambio indicarán las "disculpas" protocolarias de las distintas delegaciones. Pero el daño ya se ha hecho para los intereses españoles. El imperialismo español es, ahora, un tema de suma importancia para los latinoamericanos, tanto como el norteamericano.

¿Y qué va a hacer el rey ahora? ¿Callarlos como si fuera Felipe II?