miércoles, enero 22, 2014

Mi problema con Podemos

Seamos claros, se ha escrito mucho estos pocos días desde que el tertuliano de televisión y politólogo de la Universidad Complutense de Madrid (por ese órden) publicara su intención de correr en las próximas elecciones europeas con una lista fundada por él y compañeros, llamado "Podemos".

Dejando de lado que me recuerda enormemente el eslógan de la selección española de fútbol del Mundial de 2006, les diré que mis opiniones sobre el tema están teniendo un revuelo de un lado a otro, dependiendo de cómo están avanzando los acontecimientos. Dada la volatilidad de un tema que causa tanto revuelo en la izquierda profunda española, decidí hacer desde ayer un análisis de su programa electoral e indicar las razones de mi ambivalente malestar.

Como indicó el blog Encendiendo la Chispa, en una reflección bastante buena sobre lo que significa tal candidatura, no es necesario decir que "divide la izquierda", considerando tal división un "robo de votos" de Izquierda Unida. Tampoco se puede considerar que el proyecto tiene un control unipersonal de Pablo Iglesias. En fín, las críticas convencionales, que son las más viscerales y en las que yo también participé, no valen en estos momentos de la partida. Hay que entrar en el fondo de la cuestión, ya que como veremos Podemos representa lo peor de la izquierda, no lo mejor.

Empecemos punto por punto del manifiesto. Saltando la introducción de aquel documento (que reproduce principios básicos que no son limitados a los del movimiento Podemos), se presentan una serie de medidas generales que me gustaría analizar.


  1. Una candidatura por la recuperación de la soberanía popular: es la ciudadanía la que tiene que decidir, no la minoría egoísta que nos ha traído hasta aquí. Primero van las necesidades de la gente. La austeridad y los recortes ahogan la economía y nuestras vidas. Hay que derogar el artículo 135 de la Constitución española y una moratoria para llevar a cabo una auditoría ciudadana de la deuda qué determine qué partes de la misma no son legítimas; las deudas ilegítimas no se pagan. Es necesario una política alternativa que establezca un impuesto sobre las transacciones financieras y el control sobre el movimiento de capitales, así como la nacionalización de la banca privada. Las administraciones que en nuestro país han asumido las recetas de la austeridad son la prueba de la inutilidad de las mismas para resolver los problemas de la gente. Queremos una candidatura que se opone por tanto a los recortes que en nombre de la austeridad se aplican por parte del Gobierno del PP en el Estado pero también por parte del PSOE y otros partidos en diferentes Comunidades Autónomas. Queremos otra Europa, justa, la de los derechos y la democracia, no la de la rapiña y el desprecio a los pueblos.
Creo que nadie niega el concepto de soberanía popular. Ni la derecha más radical. Sí creo que es natural que haya una necesidad de derogar aquel maldito artículo 135 de la Constitución española, además de replantear el pago de la deuda. El problema viene de que aquella medida viene con una penalización. A corto plazo los sacrificios que caerán sobre la población española, los trabajadores y demás gente humilde, será enorme. Es un precio que un líder fuerte, capaz de desestimar las clemencias de un pueblo desesperado, debe ser capaz de poner en efecto a la fuerza si es necesario. Eso es, un líder que quiera tomar esas medidas, a corto plazo tendrá que desoír la soberanía popular representada en democracia.

El mayor problema del programa del Partido Popular en las elecciones de 2011, en las que ganó mayoría absoluta, es que presentaba medidas irreales que eran imposibles de aplicar. ¿No llegó la hora de presentar, en un grupo alternativo, un programa honesto que incluya las sombras y sacrificios que suponen las medidas que van a tomar? Para un optimismo desenfrenado ya tenemos al PP y, en menor medida, al PSOE (que ya no están en el gobierno). Esto es una demostración de lo poco "alternativo" es en realidad el movimiento Podemos.

2. Una candidatura que, frente a unos gobiernos al servicio de la minoría del 1% reivindique una « democracia real » basada en lasoberanía de los pueblos y en su derecho a decidir su futuro libre y solidariamente. La democracia no nos da miedo a las y los demócratas; estamos encantados y encantadas de que escoceses y catalanes puedan hablar y decir qué futuro desean. Por tanto, que apoya la celebración de la consulta convocada en Catalunya para el 9 de noviembre.

Y la izquierda cae en la trampa otra vez. La trampa del nacionalismo regional, que como se demostró ultimamente tiene más en común con el neofascismo de la Liga Norte italiana que con la izquierda "alternativa" presentada aquí. No sé a quién apela esto, pero yo sí sé que no tiene sentido. Es tal el absurdo de esta parte por parte de un proyecto político contrario a un régimen anquilosado en una institucionalización de privilegios opresivos, como indica en la introducción del manifiesto, como decir que está a favor de la polícita de "Marca España" a pesar de ser un humo para recortes y miseria.

¿Qué diferencia entre la pantalla usada por Rajoy y sus aliados para evitar preguntas sobre recortes y corrupción, y la pantalla de referéndums usada por Más y sus aliados para evitar preguntas sobre recortes y corrupción? Que alguien me lo explique.

3. Una candidatura que defienda los salarios y pensiones dignas, una fiscalidad progresiva para que paguen más los que más tienen, que persiga el fraude fiscal, que rechace los despidos en empresas con beneficios, y que apueste por el reparto de todos los trabajos, incluido el trabajo doméstico y de cuidados no remunerado. Es fundamental defender condiciones de trabajo dignas para una juventud condenada a la precariedad eterna o al exilio.

Esto es correcto. Aun así, me habría gustado saber qué porcentaje correspondería a quién, además de saber cómo prevenir que haya fuga de capitales que dejaría el país en ruína. Supongo que poner lo que "hay que hacer" sin el "cómo hacerlo" es muy fácil.

4. Una candidatura por el derecho a la vivienda digna. Hay que impulsar un parque de vivienda pública, así como un modelo de alquiler social seguro y digno. Se puede y se debe terminar con el drama humano de los desahucios, paralizándolos todos y aprobando la dación en pago retroactiva, como exige la Plataforma de Afectados por la Hipoteca.

Estoy de acuerdo. Pero no resuelve realmente muchos problemas. Primero, una propiedad en alquiler no siempre debe ser pública en un primer momento. De hecho, en otros países avanzados el alquiler tiene muchísimo mayor impulso que en España, donde exigen avales abusivos y sin sentido para propiedades de ínfimo valor. ¿La razón? No existe cultura de alquiler de viviendas, y se impulsó demasiado las compras. Familias de reducidos recursos no siempre podrán comprarse una casa, y esa es una realidad. Un alquiler barato y accesible sería una salvación de muchas familias en situaciones límite.

En cuanto a la dación en pago, no tengo objeción, siempre y cuando se traten de casas de uso primario (eso es, casas donde la gente vive, y no de veraneo o algunos de lujo desenfrenado). Pero eso una opinión personal. Eso sí, me imagino que si se paralizan los desahucios, ¿acaso incluye casas de lujo, casas de veraneo, casas de gente de ingresos desenfrenados que abusarían del sistema? Lo digo porque si no hay desahucios de ninguna clase, la posibilidad de abusos en especulación sería irresistible para ciertas personas. La historia nos lo enseñó en muchas ocasiones, con una institución que se hizo fuerte precisamente con ese poder económico: la Iglesia Católica.

5. Una candidatura que rechace todas las privatizaciones de servicios públicos y bienes comunes: la educación, la sanidad, la justicia, el transporte, la información, la vivienda o la cultura, que defienda la reversión de las mismas y apueste por su gestión democrática. Son derechos y deben estar bajo control público. Una candidatura que defienda una democracia radical donde los referéndums vinculantes y las ILP formen parte destacada de un nuevo ordenamiento jurídico tras un proceso constituyente.

Detrás de muchas palabras bonitas se esconde el potencial de tiranía. He aquí el ejemplo. Dice que la "cultura debe estar bajo control público", al igual que los demás servicios nombrados aquí y del que no tengo objeción. ¿En serio la cultura debe estar bajo control público? Esto incita a un insoportable conformismo, una falta de imaginación que es tan típica en España que asfixia. La cultura libre es inexorablemente individualista, es parte de lo que significa la vanguardia en la que España brilló tan fuerte durante el siglo XX. ¿Os imagináis si Dalí fuera controlado por el sector público? ¿Qué vanguardia artística, qué innovación literaria surgiría así? Sólo tendríamos tópicos repetitivos y socialmente aceptables, nada que nos incomodara en el fondo del alma como tantas obras de arte son capaces de hacer.

La incomodidad, el inconformismo, es el producto del mejor arte. No quiero vivir en una sociedad donde sólo tenemos pinturas de Realismo Socialista o el equivalente moderno español: arte públicamente sancionado por la campaña "Marca España" del gobierno de Rajoy.

Dejando esto de lado, por cierto, que de toda esta lista de "servicios públicos" no aparece el deporte. No habla de los abusos del deporte en manos de empresas privadas. No habla de fomentar el deporte de base tanto como la cultura de base. Pues bién, francamente yo quiero ver la Liga de fútbol aniquilada, desecha. Quiero ver el Real Madrid y el Barça y demás equipos parásitos desaparecer, y ver a sus millonarios directivos desesperar. Pero supongo que ese gusto no podrá ser mientras viva.

Pero vayamos a lo más importante: la "democracia radical" mencionada aquí. En el fondo, se basa en la noción de que las autoridades políticas sean suscritas a las ILP (Iniciativas Legislativas Populares). Dicho de otro modo: referéndums. Con todo el respeto a eso, no me gusta esa idea para nada. Primero porque el pueblo no siempre sabe de las medidas que se deben tomar, y en muchas ocasiones (para no decir casi siempre) toman las opciones erróneas tras interminables campañas de manipulación mediática. También esas medidas siempre fueron abusados por autoridades ansiosas de escapar los procedimientos formales que controlan al ejecutivo. Así legisló y gobernó Napoleón III. Así ocurrieron varios retrasos en avances políticos importantes como en California, donde las ILP son muy comunes y además vinculantes.

Pero lo peor es que habla de un modelo de democracia en que el que tiene mayor capacidad de participación directa tiene mayor poder sobre los demás ciudadanos. Crearía una nueva élite de ciudadanos de primera, que se pueden permitir el tiempo de participación constante en procesos "revolucionarios" o "democráticos". Esa es la clave del fracaso del 15M, puesto que terminó siendo un grupo oscuro y sin transparencia alguna, donde órdenes del día se tomaban por decisión de gente que un grupo reducido que nadie conocía. La democracia representativa, en cambio, permite mayor conocimiento de la gente a la que supuestamente representaría. Fue una tiranía de unos pocos que, irónicamente, no me representaban. O en el mejor de los casos representaban a gente de Madrid, capaces de acceder a sus asambleas más influyentes que las de otros centros menores de España. Eso no quiero repetir.

He aquí el mayor problema de los "nuevos movimientos" de "democracia horizontal" o "radical" que defiende esta candidatura. No debo estar perjudicado porque no pueda participar todos los días en una acción cívica. Mi tiempo, como de la mayoría de la gente, es limitado. Por eso delegamos nuestra autoridad a más gente, para que nos represente. Es precisamente aquella representatividad, el conocimiento de quién es quién, lo que da mayor transparencia que la supuesta "democracia radical".

6. Una candidatura que combata la violencia machista y defienda el derecho de las mujeres sobre su propio cuerpo y, por lo tanto, el derecho a decidir si quieren interrumpir o no su embarazo. Y que defienda asimismo la libertad de orientación e identidad sexual contra toda forma de discriminación y homofobia. Una candidatura por el inquebrantable derecho a ser y amar como se quiera.

Aquí me perdieron completamente. Esperaba que, de una vez por todas, no usaran el término erróneo de "violencia machista", que es discriminatorio y perverzo. El concepto de "violencia machista" da un apellido a algo que es malvado de por sí, que es la violencia de género. Cuando usan "violencia machista" hacen suponer que sólo son hombres los que la cometen. Pero estudios recientes en Reino Unido, por ejemplo, señalan que en torno al 40% de los casos de violencia de género las cometen mujeres contra hombres. Los casos en Irlanda del Norte, tras una campaña de conocimiento del tema, se han disparado en denuncias unos 40%, indicando que el problema es muy grave por la discriminación que en efecto sufren hombres. ¿Qué? ¿Es "violencia feminista" ahora?

Sé que es algo menor en este punto. Pero es algo de suma importancia, ya que señala una oportunidad perdida a favor de la repetición de un slógan común en todos los partidos medianamente de izquierda.

7. Una candidatura que apueste por un cambio de modelo productivo que esté al servicio de las personas a través de una reconversión ecológica de la economía, por la nacionalización y socialización de las empresas energéticas y por la soberanía alimentaria.

Me gustaría que fuera más elaborado. ¿Acaso una economía no ecológica no está al servicio de las personas? De nuevo les veo repetir eslóganes y poco contenido. Es como si eligieran palabras clave al azar y les unieran con lo primero que se les ocurriera a la cabeza.

8. Una candidatura que defienda los derechos de ciudadanía para todos y todas y exija la derogación de las leyes de extranjería. Una candidatura para un país donde todas y todos seamos ciudadanos y nadie sea invisible, presa de la sobreexplotación, la persecución o la marginalidad por la xenofobia institucional.

Esto lo apoyaría si me dijera con qué lo cambiaría. Aun así me gusta lo que propone aquí, como víctima personal de aquellas terribles leyes. Eso sí, es necesario entender que un control básico de quién entra al país es obligatorio, no sólo porque es necesario controlar casos de enfermedades que pueden entrar al país en una población con relativamente pocas, sino también y sobre todo por el hecho que se debe evitar, bajo cualquier medida, la creación de ghettos basados en divisiones religiosas. El caso más llamativo, pero no el único, es la entrada y ghettoización de musulmanes, una cosa que se debe romper con toda la fuerza del Estado, visto el fracaso de leyes de extranjería excluyentes (cosa que es muy llamativo en países nórdicos, por ejemplo). Eso sólo se logra con medidas activas y nuevas leyes de extranjería, pero que no se limiten a ver a los inmigrantes como meros trabajadores para ser explotados, como hubo hasta ahora. Por eso doy mi apoyo a esperas de ver las soluciones.

9. Una candidatura que rechace las intervenciones militares, que defienda la salida de la OTAN y sea firme defensora de las relaciones solidarias entre los pueblos.

Más eslóganes. Creo que la OTAN es irrelevante ya que se acabó la guerra fría. En todo caso es necesario entender que el mundo es un lugar problemático. Las "relaciones solidarias entre los pueblos" no pueden venir a toda costa, y en muchos casos se debe negociar con la fuerza de un ejército detrás. Las generalizaciones son muy fáciles de hacer. Me habría gustado que ese no fuera el caso, pero lo es.

10. Una candidatura que sea el resultado de un proceso participativo abierto a la ciudadanía, en la elaboración de su programa y en la composición de la lista paritaria, basada en los criterios de presencia de activistas sociales, políticos y culturales, con rotatividad de cargos e ingresos equivalentes al salario medio. Una candidatura con compromiso de transparencia y rendimiento de cuentas, cuyos recursos financieros sean independientes de la banca privada y de los “lobbies”.

Y en vez de eso nos condenais a la tiranía de los "activistas" del que no tenemos idea quiénes son. Además, si ese es el caso con los "lobbies", me imagino entonces que se procederá a la destrucción de sindicatos, que es básicamente un "lobby obrero" en la práctica. Un "lobby" que yo apoyo plenamente en principio.

Yo no busco un partido con "listas abiertas" y programas "elaborados entre muchos ciudadanos" de base. Un buen político es aquel que le dice al pueblo lo que quiere, y no el que se deja llevar por las modas de dicho pueblo. Cuando el líder no sabe lo que el pueblo quiere, el lider se debe cambiar. Ese es el caso de Mariano Rajoy, por ejemplo. Traducido a partidos políticos, lo que busco son partidos con principios sólidos y gente que esté dispuesta a jugársela por esos principios. No necesito "gestores de ideas", porque eso no sirvió de nada ya en varios gobiernos del PSOE.

Un manifiesto no es una acumulación de eslóganes, es una explicación de los principios de un partido o movimiento. Es muy fácil tirar mensajes que a todos nos gusta oir en televisión. Ese es el trabajo de Pablo Iglesias cuando es tertuliano ahí. Pero ese "esloganismo" es lo que está matando a la izquierda, que tiene miedo de sus propios principios y sus propios procedimientos. Busca un "renacimiento" en movimientos fracasados y tendientes a tiranías despóticas, como lo es de la "democracia directa" o "radical" tipo 15M. Es algo que lleva más peligro cuando encontramos que la "cultura" debe ser gestionada "públicamente" a favor de los "intereses sociales" sin descripción, como si el arte debiera tener un fin "social" y no crítico.

No niego que la intención es buena. Pero este es el mayor problema de la izquierda actual. Señalan la necesidad de "preguntar al obrero" cosas que no tendría posiblemente respuestas. No todos somos capaces de encontrar las respuestas a todas las preguntas complejas de gobernar un país. Y francamente, no busco a alguien "del montón" para tal efecto, sino a aquellos preparados a llevar el proyecto de la izquierda a cabo. Un partido sin disciplina, sin principios firmes y bien elaborados por las mentes pensantes de aquel partido, es un partido que no vale para nada. Después de todo, no hay que olvidar: el pueblo español votó las últimas elecciones al PP con mayoría absoluta. Las anteriores al PSOE, y antes al PP. Abandonaron muchas veces las luchas obreras por culpa de manipulaciones políticas. ¿Confiarían entonces sus proyectos para construir un futuro a una masa tan volátil que ni conoces en realidad? ¿O a aquellos que manipulan de forma tan magistral sus opiniones? Yo desde luego que no. Para evitar el desvío de los objetivos de justicia social y democracia económica y política por parte de un régimen demagógico, existen los principios ideológicos de los partidos.

Aun así, les daré una oportunidad de mostrar lo que valen. Por ahora no tengo buena opinión, pero eso podría cambiar. Hasta entonces, ¿Podemos? No gracias.