viernes, septiembre 19, 2008

Bonanza de números rojos

En diciembre del año 2001, tras dos años de decadencia económica, la economía argentina estalló en una crisis sin precedentes. La razón: Fuga de capitales que no tenían bastante regulación estatal. Era el resultado de una política económica que durante 12 años privatizó empresas públicas, desregularizó el movimiento de capital, y se sostenía en la idea de permitir una ecuación entre el peso argentino y el dolar norteamericano fijo por ley.

El resultado fue que el comercio argentino estaba basado no el su propia moneda, sino en dólares norteamericanos. Cuando la economía argentina empezó a decaer desde comienzos del año 1999, el gran capital empezó a escapar poco a poco, evitando cualquier inversión desde el exterior, y así dejando Argentina en una situación insostenible. Por eso, el Estado aprobó la ley del Corralito, en que se prohibía a los bancos devolver los ahorros a cualquier compañía o la población, mientras que se devolvería el dinero exclusivamente en el peso argentino (que para entonces, no valía realmente nada).

Todos recordamos la crisis económica argentina, una crisis que duró varios años, y que se resolvió creando nuevas empresas estatales, regulación del capital, y sustituyendo importaciones por una producción competitiva argentina (aunque en todo caso, las importaciones siguen siendo muy importante en ese país). Esas medidas, implementadas desde el 2003, no resolvieron la enorme pobreza creada en 2001, pero en sentido macroeconómico en 2005 ya se pudo decir que la crisis se quedó en el pasado.

Argentina era un letrero de aviso gigantesco para el mundo: Uno que la mayoría de teóricos economistas neoliberales no querían escuchar. Las razones enumeradas anteriormente no eran nada más que los detalles de la causa principal: El despegue entre la realidad microeconómica y los supuestos datos "positivos" macroeconómicos. Como cualquier economía basada en especulación, el mundo estaba en una situación en que se construía un edificio sin fondos, sin basamento, donde se usaba crédito para tapar las inherentes contradicciones económicas del sistema.

Economistas estarán de acuerdo en entender que todo sistema se basa en el impulso que propone la demanda de una población. El problema es que esta demanda debe tener dinero efectivo, y no especulativo, para que funcione. Si analizamos la situación económica mundial, en especial el mercado inmobiliario, veremos que era una catástrofe inevitable, puesto que la economía se basaba no en pago, sino en promesas de pago. Promesas que, eventualmente, no se pudieron cumplir, llevando a quiebra tras quiebra en las bolsas. Y eso, por supuesto, conlleva un efecto dominó: Quiebras de empresas significa desempleo, baja de oferta, aumento de precios, disminución de demanda, y otra vez quiebra de más empresas.

El pasado Martes, el gigante de seguros financieros AIG estaba al borde de la quiebra, y con él el mercado mundial estaba al borde de una depresión similar al de 1929. Por eso, la inyección de liquidez a esa empresa sólo ganó algo de tiempo, pero dudo que resultará efectivo. El problema no son unas empresas, o unos préstamos inestables. El problema es, en esencia, que el edificio de crecimiento especulativo es tan alto y tan desconectado de la realidad económica, que está al borde del colapso total. Y eso es algo que la inyección de liquidez no puede solucionar. Es más, nada lo puede solucionar. Se tiene que derrumbar el sistema para construir uno nuevo.

Da rabia pensar de que todo esto se pudo evitar años atrás, si los teóricos influenciados por la escuela de los Chicago Boys o la escuela económica austríaca vieran la realidad en Argentina. Es curioso que ellos eran los primeros en acusar a los críticos proteccionistas o socialistas de "no mirar el ejemplo de la URSS" y su fracaso. Pero son ellos los que se obsesionaron con su pureza ideológica. Sólo economías similares a la europea se pueden salvar de todos los efectos de la crisis. Aunque países como España tendrán que sufrir mucho antes de que se vislumbre alguna salida.

miércoles, septiembre 17, 2008

No se pierdan la próxima entrada...

Gracias a Wall Street, los argentinos nos van a decir al resto del mundo "se lo dijimos, che."

Próxima entrada: Bonanza de números rojos.

martes, septiembre 16, 2008

El extranjero en España

Debo mencionar que en Chile, los inmigrantes peruanos y bolivianos que buscan un futuro mejor son tratados con discriminación. No es algo realmente raro, considerando de que Chile es un país pequeño, con una situación política y económica más estable que sus vecinos con muchos mayores recursos. Tampoco es raro la discriminación, que, entre otras cosas, es producto de un sentimiento de superioridad nacionalista, heredada de la dictadura de Pinochet, que se jactaba de la superioridad del "espíritu chileno" ante "las dictaduras tropicaloides" de los países a su alrededor. Eso, claro está, apoyado por esa falsedad arrogante de la frase "Chile es la Inglaterra de latinoamérica".

Los bolivianos y, sobre todo, los peruanos que entraban a Chile, muchos de forma ilegal, otros de forma legal, entraban a trabajar en puestos mal pagados, sin derechos y con una constante presión social para que se vayan o, al menos, para que no afecten el sentimiento de superioridad de sus vecinos locales.

¿Se imaginan algo así ocurriendo en España? Pues no es necesario imaginarlo, existe. Las autoridades españolas están ejerciendo una presión constante contra la comunidad inmigrante para que se vayan. Eso es la única explicación ante la auto-impuesta ineptitud absoluta de las unidades de extranjería, en específico las comisarías en la comunidad de Madrid.

Un buen ejemplo de esto es el hecho de que se están dando, en la comisaría central de Madrid, una de las más grandes de España, citas para empezar los papeles para diciembre de este año. En otros casos, en comisarías de menor tamaño como la de ciudades secundarias como Alcalá de Henares, se estaban dando citas para 1.5 años.
Uno pensaría que para solucionar este colapso de las instituciones, lo más simple es contratar más secretarios/as que se dediquen al enorme papeleo burocrático, al igual que simplificar el proceso para hacerlo más simple. Pero en vez de eso, lo hacen todo lo contrario.

En el caso de Alcalá de Henares, la comisaría optó por crear un nuevo sistema: Se atienden a los 10 primeros extranjeros no comunitarios que llegan, y el resto tendrá que volver otro día. A la comunidad de extranjeros más numerosa, los rumanos y búlgaros que tienen todavía un régimen especial en relación a extranjería, sólo atienden 30 personas.

Si, lo leyeron bien: Atienden a 40 personas por día en la única oficina de extranjería de una ciudad de más de 200,000 habitantes, cuyo casi 20% son, precisamente, extranjeros.

No es algo limitado a extranjería. Si lo comparamos con los españoles que necesitan renovar su DNI, sólo admiten 15 personas al día. Pero en ese caso, no existe el mismo colapso institucional ni la presión para que esa persona se vaya de España. Además, la renovación del DNI no exige ir nada menos que 3 veces simplemente para dar papeles distintos.

Los estudiantes no comunitarios que hacen sus carreras universitarias en España reciben un permiso que sólo dura un año a la vez. Dicho de otro modo: Si le dan a un estudiante la visa el 1 de enero de 2008, es en esa fecha en que se caduca el permiso de residencia, por lo que la tiene que renovar.

Y eso, aparentemente, es algo que ocurre con cualquier extranjero que tenga un permiso de residencia en España.

Pero volviendo al caso del estudiante: Si tiene una carrera de 4 años, ¿no sería obvio que le dieran el permiso de residencia, de un golpe, por cuatro años, en vez de renovarlo cuatro veces seguidas? Eso no tiene sentido alguno: Ya se entendió en el pasado que el sistema es insostenible, que los papeles se acumulan exponencialmente, que está creciendo el número de extranjeros en comparación al número de oficinas de extranjería... ¿Entonces porqué la ridícula redundancia burocrática? ¡¿Qué puede ser la razón de repetir inútilmente este imbécil proceso una y otra vez?! ¡¿Qué bien puede salir de esto?!

En fin, si pensaron de que las comisarías convencionales se resuelven las cosas con facilidad, pues no vieron el caso de la comisaría de Aluche, o lo que a mi me gusta llamar: La comisaría que está al frente de la tétrica cárcel de enfrente. Como si el mensaje que quiere transmitir es "vete de aquí, no te queremos".

O eso, o simplemente se puede llamar campo de concentración. No sólo por lo imponente que es la cárcel de Carabanchel, en frente de la oficina de extranjería, sino por el hecho de que les hacen esperar a los extranjeros durante horas en el sol sofocante o frío abrumador, donde no está presente en ningún momento una ambulancia en caso de desfallecimiento, y que el único baño o servicio disponible son de esas cabinas unipersonales que se usan en obras de construcción, y se ubican fuera del espacio de la cola, al lado de la propia cárcel.

No existe excusa a eso. Y dejo constancia que el único responsable es el señor Alfredo Rubalcaba, ministro del interior. Es él quien dirige la ineptitud de sus comisarías. Es él quien administra los papeleos pertinentes en ese sentido.

Él tiene la responsabilidad.

Pero tampoco hay que pensar que si él se va del ministerio, las cosas cambiarían. Los ataques del ministro Corbacho, que anunció que "limitará las contrataciones desde el exterior a tal punto que se aproximen a cero", y el apoyo de esa postura por parte del ministro de industria, no hacen nada más que demostrar una posición institucional que le da prioridad a algunos trabajadores por encima que otros, por el mero hecho de nacer en un país determinado. A esto se añade la indignación del líder de la oposición, Mariano Rajoy, ante la idea de extranjeros pagando sus impuestos y recibiendo lo que es por derecho suyo (el paro, en caso que quedaron en esa situación).

Dicho de otro modo, se trata de un exclusivismo nacionalista, de la misma naturaleza que el nacionalismo vasco o catalán que los centralistas en Madrid tanto les gusta criticar.

Para el desarrollo económico de un país, lo último que se necesita es cerrar las fronteras a las personas que quieren aportar mano de obra joven y emprendedora. Sería un suicidio para una población que todavía está en una mediocridad en su propia formación profesional y académica. Es imposible crear un desarrollo en la calidad de la mano de obra poniendo obstáculos a los únicos que pueden crear una situación de competencia para tal desarrollo.

Lo que hizo a Estados Unidos la gran potencia mundial no era su conquista de plazas en latinoamérica, ni su enorme capital creado por la alta demanda y créditos especulativos. Fue la inmigración, la voluntad de millones de personas a trabajar y crear una vida productiva en su nuevo país. Por eso, las políticas del actual gobierno socialista de "españoles primero" es autodestructiva, propia de la era de Franco que expulsaba hasta mano de obra altamente cualificada por la voluntad de crear una "España una y libre", a voluntad del dictador (así creando una patética economía mediocre con apenas capacidad de exportación).

Para concluir, quiero indicar que resulta cínico decir que "no existe lugar en España" para los inmigrantes. Sólo mirando la cantidad enorme de pueblos rurales en la España profunda despoblados se puede ver la enorme capacidad de absorción de la inmigración de España. Si el gobierno destinara el mínimo esfuerzo o voluntad para repoblar esas regiones rurales con inmigrantes, todas esas regiones se revitalizarían con mano de obra joven y fuerte para esos trabajos.

Pero claro: Sentimientos nacionalistas sin sentido se anteponen al bienestar económico del país. Quizá esa es parte de la razón que toda la bonanza económica está perdidamente condenada.