martes, abril 30, 2013

Cinco puntos del Fujimorismo español



¿Qué es Fujimorismo? Es el nombre del sistema pseudo-democrático y tiránico que ejerció el ex-presidente del Perú, Alberto Fujimori, apoyado por el jefe del Sistema de Inteligencia Nacional (SIN) peruano Vladimiro Montesinos entre los años 1990 y 2000. Poco se sabe de la historia del Perú, mi país natal, en esa década ominosa y oscura. Menos mis compañeros españoles saben cómo se aplica tan perfectamente para describir el sistema político, económico y social que España vive desde finales de los años 90, cuyas características se exacerbaron a partir de la victoria del Partido Popular en el año 2011 y con el actual gobierno de Mariano Rajoy.

El Fujimorismo no era el resultado tanto de una intervención extranjera, sino de los dramáticos errores de la propia sociedad peruana. Como tantos regímenes monstruosos, surge de la desesperación de un pueblo arrinconado por una monumental crisis económica, violencia política por parte del grupo guerrillero Sendero Luminoso como el del propio gobierno de Alan García, que deja el Perú echo trizas. El resultado fue un voto de castigo a la izquierda. De hecho, en la segunda vuelta de las elecciones de 1990 del Perú, en la que el populista Fujimori derrotó al candidato conservador Alan García, no había representación alguna de la izquierda que salió totalmente derrotada y dividida.

Sin embargo los resultados de 1990 no indicaban el horror que iba a llegar al Perú en lo referente a la vida cívica. Saliendo de la pesadilla de los años 80, pocos peruanos pensaban que el 90 sería caracterizado por la peor etapa de corrupción y represión política de su historia, incluyendo el auto-golpe de 1992, las masacres de Barrios Alto y La Cantuta poco después, la destrucción de la libertad de prensa, la vinculación del Estado al narcotráfico y tráfico de armas, años de una inútil guerra con Ecuador y centenares de muertos en acciones estatales de represión poco esclarecidos hasta hoy.

La pesadilla Fujimorista, sin embargo, presenta demasiadas similitudes con España, considerando las salvedades que caracterizan la historia del Perú. Las represiones a través de masacres a la población opositora es una de esas salvedades, que ya no ocurren en España ya muchas décadas, y que eran moneda corriente en los años 80 en la lucha entre el Estado oligárquico y los polpotistas de Sendero Luminoso. Para entender la similitud, veamos las características del Fujimorismo punto por punto:

1) Populismo y practicalidad política: a diferencia de su contrincante y archienemigo suyo de la derecha, Mario Vargas Llosa, Fujimori se caracterizó con un marcado discurso populista, pero vacío de todo contenido ideológico, en toda su carrerra política. Apelaba a una noción de simpatía a su persona, su carácter "popular" y "accesible", y un abuso claro de los medios de comunicación de él, o de sus colaboradores más cercanos como el propio Montesinos. Pero lo más importante es la adaptabilidad de su discurso a las necesidades del momento, con el sólo objetivo de aferrarse al poder. No existía proyecto político, ni siquiera un discurso ideológico coherente más allá de imponer un modelo neoliberal en el Perú. Sólo existía el poder y la máquina de circulación de dinero a través de Montesinos y los suyos, que Fujimori básicamente presidía.

En España el Partido Popular se ha convertido en una máquina de manipulación de la opinión pública, y en efecto no tiene proyecto político claro. Los intentos de "apelar" a los sentimientos populares son evidentes, como por ejemplo el uso de la palabra "nazi" por parte de María Dolores de Cospedal para calificar a sus rivales ideológicos. Intentan imponer un modelo neoliberal muy similar al Perú de los años 90, o Chile de los años 80 en adelante (incluso con mensajes de "admiración" del ministro Wert al "modelo chileno" de educación).

2) Opacidad: esta semana descubrimos a través del programa de televisión Salvados por Jordi Évole que la Generalitat Valenciana ocultó en el 2006 datos sobre el peor accidente de metro de la historia de España, en la que murieron 43 personas y 47 resultaron heridas, muchas de gravedad y en situación de minusvalía. El ocultamiento de datos para investigaciones incriminatorias es algo común en muchos gobiernos del Perú, pero fue especialmente virulento en la época de Fujimori, donde con el control férreo de los medios de comunicación intentaron ocultar asesinatos políticos y masacres cometidas por el ejército por órden del propio gobierno.

Pero además existía opacidad en otros aspectos cruciales para la vida política: los ingresos de políticos clave como el propio Montesinos se desconocían. Personajes públicos como la Primera Dama hasta 1994, Susana Higuchi, serían ocultadas y probablemente torturadas por acusaciones públicas. Las condiciones de su divorcio del propio Fujimori fueron siempre poco claros. Diputados se cambiaban de bando de forma poco clara, o absurda, como la traición de varios diputados de la oposición que en el año 2000 apoyaron un tercer mandato al entonces todavía presidente Fujimori.

Toda esa opacidad tenía una fuente común: corrupción, y la voluntad de ocultarla. El gobierno Fujimori actuaba como una mafia, y los personajes incriminatorios o eran acallados o sufrían las consecuencias. O, a veces, era sobornados con fajas de dinero sobre las mesas de sus despachos entre otras cosas. Todo eso se reveló recién en el momento de caída del régimen Fujimorista.

3) Poder Judicial y Parlamento servil: naturalmente todo esto no pudo ocurrir sin un poder judicial al servicio del gobierno, que justificase todos sus abusos terribles, o directamente participaran en ello. El objeto del "auto-golpe" de 1992, por la que Fujimori suspendió la constitución y la división de poderes a favor de un Estado dirigido exclusivamente por el ejecutivo, era la suspensión del parlamento a favor de la creación de una constitución a su medida (como ocurrió en 1993) y la "regeneración" de todo el sistema judicial.

El resultado eran constantes indultos indignantes a los ajentes que participaron en las masacres del Fujimorismo, como además de los amigos de Fujimori y Montesinos acusados de alguna forma u otra en procesos incriminatorios.

La similitud con España es clara, considerando que en España el poder judicial en muchos casos está al servicio de presiones políticas y no puede actuar independientemente. Eso lleva a casos como el del accidente de Valencia del 2006 ya mencionado, en que el poder judicial se dedicó no profundizar en un evento que lo requería. Pero también ocurre en muchos casos donde el poder judicial actúa como arma política y no como órgano estatal. Aquí detectamos un tercer elemento del Fujimorismo en España

4) Democracia para intocables: esa es la característica más importante del Fujimorismo. El gobierno peruano de la época se permitía justificar todos los abusos cometidos básicamente por sus supuestas victorias en las urnas. Las urnas eran suficientes para sentir una impunidad ante todos las tropelías tiránicas que habrían cometido.

La vida ciudadana peruana era siempre de lucha contra el gobierno, además de resistir la violencia de grupos como o afines a Sendero Luminoso. El gobierno estratégicamente permitía un espacio de jure para la protesta ciudadana, pero nunca permitía que ésta afecte nada, pues las urnas justifican todo lo que protestan. Ese es, de hecho, el núcleo del modelo Fujimorista: la utilización cínica de sus víctimas que les oponían a favor de su perverso régimen de lavado de dinero y actitud mafiosa y gangsteril. Es una condición de intocable, en la que los gobernantes se sienten como tal tras cualquier victora en un proceso que permite la democracia, pero que no la compone. Es la supresión de la democracia usando la ilusión de la democracia. El modelo es muy similar al Estronismo paraguayo, con la exepción que el Fujimorismo es más sutil en sus métodos.

Basta decir que la transición española no dio una democracia completa. Sin embargo es justamente en el gobierno actual cuando se detecta el abuso de la mayoría absoluta a un ritmo y nivel jamás visto anteriormente. Mariano Rajoy puede decir lo que quiere, mentir lo que quiere, y hacer lo que quiere. Puede que salten cien mil escándalos vinculados directamente a él o a la cúpula de todo su régimen, y puede que millones de ciudadanos salgan a las calles a pedir su dimisión. Pero la dimisión no va a ocurrir. Y tal como se puede detectar a través de las reformas del código penal como de distintas órdenes ejecutivas a los órganos de seguridad (policía, ejército), existe una sensación de permitirse mayores métodos represivos con total impunidad. Porque, como se ve en el Fujimorismo, son todos intocables.

5) Corrupción: cuando salta a la luz el video de Vladimiro Montesinos colocando fajas de Nuevos Soles peruanos a los diputados traicioneros de la oposición o directivos de canales de televisión en el año 2000, ya esas prácticas estaban muy extendidas y desarrolladas en el Perú. La corrupción no es una novedad al país andino, pero en pocas ocasiones se vio a tal escala. Ni las todopoderosas oligarquías peruanas ya soportaban la falta de reglas que el gobierno Fujimori representaba.

Pero si nos percatamos, en el fondo así se vería la repartición del dinero en B del Partido Popular anotado por Luís Bárcenas. En ese juego participaron gran parte del actual gobierno. Es este punto lo que demuestra que el Fujimorismo imperaba en España durante décadas, y no es una novedad actual. Es ahora cuando se detecta el resultado terrible de un sistema con este.

Estos cinco puntos interconexos demuestran las características de la perversión sistémica del autoritarismo "democrático" Fujimorista. Y es eso lo que se puede considerar como lo que gobierna a día de hoy en España. Pero cabe recordar que tal como Fujimori cayó en el año 2000, también el Fujimorismo español caerá, y también nosotros podremos emprender la labor de construir una verdadera democracia representativa, plural, y sobre todo de un sector público honesto y justo. Pues a pesar de todas las dificultades, tanto Montesinos como Fujimori terminaron en la cárcel, el último por crímenes de lesa humanidad en el año 2009.

Es posible, con la lucha ciudadana.

miércoles, abril 03, 2013

Demasiado tarde, el daño ya está hecho

 
 Lamentaciones sobre la muerte de los primogénitos de Egipto, por Charles Sprague Pearce, 1877

Sí, ocurrió de nuevo: Rajoy compareció ante los españoles con valentía, certeza, y sin preguntas detrás de un monitor. No que me importe mucho esto, ya que Rajoy siempre fue un político mediocre, y no le culpo cuando evade las confrontaciones. De hecho, diría que desde el punto de vista político esto es lo mejor que ha hecho - sin preguntas, sin más escándalo. Excepto, claro, que el escándalo sea el hecho de comparecer como si hicieras un video de YouTube para tus fans.

Pero más me importa hablar de su mensaje que de las formas, en las que ya ha perdido la batalla hace mucho. En el mensaje dice dos cosas que, aunque aparentemente inconexas, sí tienen algo en común. Primero parte con la idea de que en el 2014 la economía mejorará, y se verán resultados tangibles de sus reformas draconianas en el ámbito laboral como del sector público, que dejan maltrechas una economía que nunca tuvo solidez alguna. En segundo lugar, que no se puede considerar a España como un país especial en cuánto a lo referente a la corrupción. Esto lo dice probablemente ante la catástrofe de imágen pública que supuso el estallido del caso Bárcenas en enero de este año, como hoy de la nueva noticia en que se imputa a princesa de la casa real, la Infanta Cristina de Borbón, por las corruptelas de su marido, el ex-Duque de Palma Iñaki Udangarín.

El mensaje pretende buscar la legitimación de un régimen que está de capa caída, afectada hasta la médula de escándalos, crisis económica y colapso de confianza en las instituciones. Es la legitimación basada en un futuro incierto, manipulando las ansias de tiempos mejores para una población que, frente a todas las evidencias, están desesperadas por buscar una salida digna de la pesadilla que están viviendo.

Pero el daño es demasiado profundo como para buscar estas soluciones. Incluso si lo que dice el Presidente del Gobierno es verdad, que la economía mejorará en 2014, ¿acaso debemos olvidar lo que ocurrió todos los 5 años anteriores? ¿Acaso realmente podemos dejar atrás la corrupción institucional y las políticas nepotistas? La pregunta que debemos hacernos es: ¿quién nos devolverán los 5 años perdidos? ¿Quién pagará por el enorme daño que han hecho a la sociedad española, y a toda Europa en su conjunto? No hay vuelta atrás, nunca lo habrá. No importa cuánto crece la economía, incluso si el paro esté a un 0%, no se debe olvidar lo que nos han hecho.

Lo digo porque para llegar a esos "logros", lo que se han hecho son sacrificios excesivos, insostenibles. Un esclavo no tiene problemas de empleo, sino problemas de dignidad. Los judíos celebramos recientemente la fiesta de Pesaj (Pascua), donde Faraón es duramente castigado por su arrogancia y su explotación de un pueblo que esclavizó. Faraón construyó dos ciudades enteras con los esclavos hebreos, y se convirtió en el rey más poderoso del mundo. Sin embargo eso no sirvió de nada, ya que todo se desvaneció cuando los hebreos han logrado su libertad. Faraón no pudo hacer nada ante las ansias de libertad que tenía el pueblo de Israel, representado de forma simbólica en el pacto que hicieron con Dios. De la misma forma que Faraón lo perdió todo lo que construyó con la fuerza de trabajo de otro pueblo explotado, también debemos recordar que todo logro que se consiga a partir de ahora, bajo el mismo régimen donde vivimos en España, es resultado de una esclavitud creada en este período. Por lo tanto, es en el fondo un fracaso, y explotará de nuevo en nuestras caras como pasó con el sistema anterior, la "época de bonanza" que nunca existió antes de la crisis. No se puede construir un país basado en burbujas y en esclavitud, eso es la lección más importante de la fiesta de Pesaj. Ningún poder tiene el derecho a construírse sobre las espaldas de gente sin dignidad ni libertad.

De lo segundo que dice Rajoy, hay que entender que la corrupción es un cáncer que nos afecta a todos. No sólo se encuentra en la política, sino también está presente en otros campos también. Personalmente me afecta la corrupción en la academia y los entornos científicos, donde impera el favoritismo nepotista y no el mérito del esfuerzo. Las becas son garantizadas a quien tiene sus contactitos en las administraciones que las dan, ni hablar de plazas en las universidades que funcionan todavía en un sistema feudal. También aquí existe un daño demasiado profundo como para ignorar, que debemos simplemente decir que esto va a mejorar por arte de magia, y que un día vamos a mirar atrás y reírnos.

Dirán que tengo un rencor, que soy demasiado pesimista y que quiero satisfacer mis ansias románticas de revolución. No estarán del todo equivocados. Sin embargo el PP siempre se jacta de ser el partido de los responsables en el gasto fiscal y en la administración pública. Siendo responsables, entenderán que parte de la responsabilidad es que cuando uno falla en dicha responsabilidad uno asume las consecuencias, y no se esconde detrás de un monitor.

Dicho de otro modo, ya es demasiado tarde para pretender que no hay daño. No pueden ellos volver atrás y solucionar todo lo que ellos, junto con sus amigos de la plutocracia española, nos han hecho. Ya es demasiado tarde como para devolvernos los años que gastamos buscando trabajo, o el daño de los desahuciados que lo han perdido todo, o los de los jóvenes obligados a buscarse la vida lejos de sus familias como exiliados económicos. El PP quiere construír un futuro glorioso sobre el fundamento de la injusticia, tal como Faraón construyó su gloria de la misma forma. Sólo hace falta añorar la libertad para que todo colapse sobre el Faraón.

 The Seventh Plague - Martin John, 1823