viernes, mayo 16, 2014

Podemos, la Cuestión Judía, y el fantasma de Trotsky

    Esta entrada sirve como una segunda parte de la argumentación sobre los problemas de Podemos, y mi razón por qué dejé la campaña electoral del grupo. En esta parte, pretendo indagar más profundamente sobre la relación de Podemos, como movimiento novedoso surgido como la (segunda) expresión política del 15M (después del Partido X que fue la que realizó un programa mejor elaborado y prácticamente inventó el método participativo-representativo de Podemos), y la Cuestión Judía, específicamente la relación de la sociedad con los judíos en la actual crisis económica, además de las inexistentes soluciones al "problema de la cuestión judía" entre sectores manifiestamente críticas con el movimiento sionista, o que en ocasiones tienen simpatía con movimientos anti-imperialistas que incluyen mensajes antisemitas como parte de su ideario.

     Me gustaría, por su parte, insistir que se trata más que nada de una advertencia. Una advertencia de lo que puede pasar si se juega con fuego. No se trata de decir que todo el movimiento está mal, ni de desmantelar los logros hechos por el movimiento, y menos que la base de Podemos tiene prejuicios. Pero sí indicar el peligro que algunas tesis pueden conllevar, y la necesidad urgente de que estas cosas nunca sucedan otra vez.

   Podemos surgió como movimiento que pretendía romper barreras. Sin embargo, es evidente que existieron grupos muy influyentes dentro de la promotora, incluyendo miembros de Izquierda Anticapitalista, un movimiento que se hace llamar "trotskista". A la vez confluyeron gente de los movimientos sociales surgidas a partir de la lucha contra la corrupción, las privatizaciones de servicios públicos, y las injusticias cometidas por el sistema binominal en prácticas del régimen del 78 en España. A pesar de ser un grupo surgido desde una perspectiva ideológica más o menos de izquierda, lo cierto es que se invitó a mucha gente de distintas ideologías y posturas "heterodoxas", como la mía, y esa fue la consigna de cara al público. Por su parte, siempre rechazaron grupos que atacan el respeto a los derechos humanos, incluyendo grupos xenófobos como España 2000 y Democracia Nacional, entre otros.

   En su momento el programa de Podemos se elaboró a través de distintas fases, con enmiendas populares que fueron resumidas y, en cierta medida, filtradas para "evitar" que existieran enmiendas contrarias a los principios básicos del movimiento democrático Podemos. Las enmiendas trataron aspectos desde la economía a la violencia de género, y entre otras cosas la relación entre España y el mundo. La mención del conflicto palestino-israelí ya aparece en el programa, en concreto su punto 4.2:

   "Política de apoyo a la autodeterminación del Sáhara Occidental. Reconocimiento del Estado Palestino y exigencia de la devolución íntegra de los territorios ocupados por Israel."

   Tristemente, en este caso, no mencionan cuáles son dichos territorios. ¿Hablan de las fronteras del 67? ¿Del 48? No lo explican. Era parte, quizá, de la necesidad de reducir el programa para que sea fácil de leer para el público en general. Sin embargo, inexplicablemente, la mención del Estado de Israel se da una segunda vez en el punto 5.2:

  Revisión sustancial de la política comercial de la Unión Europea y apuesta por una política comercial basada en el respecto de los derechos humanos (lo cual implica revisar los acuerdos comerciales con países que incumplan flagrantemente estos derechos, como es el caso de Israel)...

   El punto del programa continúa diciendo lo siguiente: Ampliación de las relaciones económicas y las fórmulas de cooperación, buscando una mayor integración económica en el medio plazo en materia de financiación, comercio e inversión a todos los efectos, con los Países del Sur de Europa, de América Latina y del Magreb, como punto de partida.

   Decidí analizar este punto en dos niveles. El primero, ya expresado en la entrada anterior, es el mensaje positivo, lo que denota el mensaje aquí presentado: a) se paralizará el comercio con Israel porque Israel es ejemplar en la violación de los derechos humanos, por lo que se paralizará el comercio con países que violan derechos humanos. b) Se potenciará el comercio con Latinoamérica y el Magreb. Por lo tanto, Latinoamérica y el Magreb tienen países que respetan los derechos humanos mejor que Israel. Además de ser una premisa falsa, es especialmente insultante a los Saharauis, que de repente ven cómo sus derechos se ignoran completamente por fines electorales.

   La evidente falta de perspectiva lleva a este punto al absurdo. Queda patente que el punto fue editado y cambiado, en algún momento. De otro modo no se presentaría de forma tan resumida. El uso de Israel como el único ejemplo es igualmente llamativo, especialmente en un entorno de países que violan mucho más los derechos humanos que el propio Israel. Incluyendo la Autoridad Palestina y las milicias de Hamás. La señalización de Israel, y sólo a Israel, comete una injusticia a las víctimas de países que colaboran comercialmente con el Estado español y que incluso forman parte del Magreb. Por ejemplo, Marruecos. Pero hay otros países que violan más los derechos humanos que Israel: Brasil, Perú, México, Colombia, Cuba y El Salvador son sólo algunos ejemplos. Es evidente, por lo tanto, que en este programa se planteó señalar a Israel, con lo absurdo que puede ser, para ganar apoyo popular. En este contexto, y entrando en el segundo nivel, Israel no es sólo el Estado de Israel, sino "lo judío", señalado por encima de todos los otros países y todos los otros pueblos asociados a ese estado.

   Es fascinante que la utilización de un símbolo de "lo judío" no despertara alarmas en aquellos que decidieron administrar la elaboración del programa. La utilización de Israel como un código de "lo judío" no es algo raro en círculos antisemitas, que utilizan la crítica al gobierno de Israel como escudo para esconder sus prejuicios de cara al público. Sin embargo esta técnica no es nada novedosa en movimientos cercanos, aunque sea simbólicamente, a la izquierda emancipatoria en momentos de auto-represión. El caso más evidente es la Unión Soviética en la época estalinista.

   Trotsky, analizando el proceso de los juicios de Moscú de los años 30, se percató de la utilización de insinuaciones repetidas hacía el "carácter judío" de él mismo, Zinoniev y Kamenev. Con esa premisa escribió su artículo "Termidor y Antisemitismo". Trotsky, que no era ajeno a lo que se llamaba la "Cuestión Judía", incluyendo la ideología sionista y los problemas enormes de antisemitismo en Rusia y en otros países, entendía que en la Unión Soviética, aunque acabara con la discriminación legal contra los judíos, seguía teniendo grandes sectores de la sociedad inmersos en prejuicios antisemitas que nunca desaparecieron. De hecho, se exacerbaron a medida que gran cantidad de la burocracia soviética (vinculado inexorablemente al régimen estalinista) se llenó de gente educada y urbana en el país, muchos de los cuales eran judíos - o al menos esa era su tesis.


     En dicho artículo de 1937, escribe: "El régimen soviético, en la actualidad, inició un nuevo fenómeno en que, dado la pobreza y el bajo nivel cultural de las masas, era capaz de generar, y en efecto sí generó, unos ambientes antisemitas". En el artículo sigue indicando que las burocracias, crecientemente no judías dado la integración de distintas poblaciones, sigue manteniendo sus privilegios generados por el despotismo soviético, y en su afán de afianzar sus privilegios se aprovecha de los sentimientos antisemitas de la población en general. Stalin, para aniquilar sus adversarios políticos, no duda en poner esa práctica en marcha imitando a la casta que le apoya. Esto fue evidente en las persecusiones de los años 20 contra la "oposición" dentro del partido bolchevique, que a pesar de tener muchos líderes étnicamente rusos como Piatakov, Smirnof y otros, insistían más en gente de segunda o tercera línea que eran de origen judío. De la misma forma, durante las purgas estalinistas de los años 30, el proceso estaba cargado de incitaciones al "carácter judío" de los acusados, escondido detrás de una semblanza de críticas legítimas a las personas acusadas. El problema era que la fantasía de la URSS como entidad contraria al antisemitismo debió mantenerse. Por eso se detectan métodos recogidos en un documento personal de Trotsky que luego introdujo a "Termidor y antisemitismo", sobre el arresto de su hijo, llamado "Recursos antisemitas", el 30 de enero de 1937:

"Tras el arresto de Serguei, mi hijo menor, corren rumores acerca de que la prensa soviética ha revelado  que el arrestado no se llama Sedov, sino Bronstein.  Se diría que este problema no tiene, de por sí, la menor  importancia. Pero sus implicancias son evidentes.
La verdad es la siguiente: en 1902 adopté el nombre Trotsky, y desde entonces no utilizó otro. En vista de  mi situación ilegal bajo el zarismo, registré a mis hijos  con el apellido de su madre: Sedov. Para no obligarlos a cambiar un apellido al cual se habían acostumbrado, bajo el poder soviético asumí, con “fines cívicos”, el apellido Sedov (es sabido que la ley soviética permite al hombre tomar el apellido de su cónyuge). Yo, mi  esposa y mi hijo mayor salimos al exilio con pasaportes  a nombre de Sedov. Por eso mis hijos jamás utilizaron el apellido Bronstein.
¿Por qué es necesario mencionar ahora ese apellido? Evidentemente, porque es judío. A ello debo  agregar que se acusa a mi hijo de nada menos que de  intento de envenenar obreros. ¿Qué diferencia hay entre esto y acusar a los judíos de utilizar sangre de  cristianos con fines rituales?"

Sobre esto, Trotsky sigue con la declaración que Stalin hizo en consecuencia: "Luchamos contra Trotsky, Zinoniev y Kamenev no porque son judíos, sino porque son oposicionistas". Es probable que los acusadores no sean siquiera antisemitas. Pero sí saben que las masas lo son - y eso es precisamente lo que los estalinistas usan durante sus purgas. El antisemitismo producto del oportunismo político es tan dañino como el producto de un odio genuíno, pues la fuente y el resultado son los mismos: represión, opresión, y la aniquilación del potencial emancipador de un movimiento democrático o liberador. 

El artículo "Termidor y el Antisemitismo" expone claramente su caso: los lideres soviéticos, en particular Stalin en persona, utiliza el antisemitismo todavía presente en la sociedad de la URSS para destruir a sus adversarios políticos y, de paso, ganarse apoyo. Trotsky insistirá, en sus conclusiones, que sólo una revolución socialista permitirá solucionar la "cuestión judía", y que el régimen estalinista pretende recuperar vicios propios del zarismo para sus propios intereses, entre ellos el proyecto de Birobidzhán que era una forma de "gettoizar" a los judíos en una provincia lejana. El antisemitismo, en este caso, es una consecuencia de la traición de Stalin a la revolución de Octubre.

La razón por qué cito a Trotsky no es aleatorio. Todos sabemos que muchos miembros de Izquierda Anticapitalista, que reciben su ideario del trotsquismo, participan activamente en el proceso de Podemos. Algunos están en la cima de los elementos representativos del movimiento, en el grupo promotor que organiza, junto a los círculos, el proceso de consolidación de Podemos, incluyendo la redacción y consolidación del programa. Queda evidente que una persona tan internacionalista como Trotsky tenía la claridad en señalar que en algunos casos movimientos originalmente emancipatorios, y que perdieron esa cualidad, usarán un antisemitismo codificado para recoger apoyo popular tras la frustración de su proyecto original. Entendió, como lo hizo Lenin anteriormente, que el antisemitismo es antitético a cualquier proceso emancipador, independientemente de quién lo utilice y en qué contexto.

Volviendo al programa de Podemos, el caso de la señalización gratuita de Israel es una pantalla para poder lograr apoyo popular por parte de sentimientos antisemitas en la sociedad española, de la misma forma que el nombre Bronstein se usara para fines persecutorios contra el hijo menor de Trotsky. En este contexto, Israel es un "Bronstein" en el programa de Podemos. Nadie niega su efectividad, pues tal como fue Rusia un país con antisemitismo 20 años tras la revolución bolchevique, a pesar de leyes que abolían medidas antisemitas de la época zarista, también es España un país que mantiene, incluso entre sus grupos emancipatorios, sentimientos antisemitas, herencia del régimen de Franco que tanto influenció a las personas que crearon el decadente régimen de 1978. En el caso de Podemos, el grupo promotor utiliza la señalización de "lo judío" con otros fines distintos al estalinismo, aunque similares: ganar popularidad a costa de los vicios de la ciudadanía.

Así que la pregunta queda: ¿acaso nadie entre los editores del programa de Podemos se percató de este aspecto? ¿Acaso no es esa una señal de un pacto cínico entre las personas del grupo promotor, para usar el antisemitismo residual de la sociedad española, tal como Stalin hizo contra los "oposicionistas" en las purgas de los años 30? Seguramente algún trotsquista debió percatarse de eso en el programa, ¿no?

Sin embargo existe una diferencia fundamental entre Trotsky en 1937 y estas líneas de 2014: tenemos experiencia de la historia, y conocemos lo que el antisemitismo europeo derivó, además de como mutó. Como Stalin, en el programa de Podemos se usa de forma cínica algo que no se dice, pero que está presente. Aun así yo sigo las posturas puestas por Zizek en su momento, que lo expresa mejor que yo en Living in the End Times (p. 136):

    "No debería haber compromiso aquí: el anti-semitismo no es una de tantas ideologías; es ideología como tal, kat'exohen. Personifica el punto cero (o la forma más pura) de la ideología, dando sus coordinadas elementales: el antagonismo social ("lucha de clases") es mistificado/desplazado para que su causa se proyecte sobre el intruso externo".[1]

    Para que un movimiento pueda ser emancipatorio, la presencia mínima de antisemitismo, más que toda otra forma de discriminación racista que es solucionable con medidas neutras en lo ideológico, hace dicha emancipación imposible. Este principio, que se aplica a todos los demás movimientos llamados emancipatorios, forma parte de la explicación para la generación del fascismo, producto de la frustración de los propios movimientos emancipatorios (ver abajo). En el caso de Podemos, el éxito electoral de las siguientes elecciones, producto de este tipo de juegos con el fuego antisemita, son una señal de la inherente debilidad de su sistema, o al menos la falta de confianza, por parte de gente oportunista que cree más en el sistema de 1978 que el propio futuro emancipador de Podemos.

    Veámos por lo tanto la argumentación de uno de los "ideólogos" más productivos del movimiento Podemos. Juan Carlos Monedero, "padrino" ideológico de gente como Pablo Iglesias e Íñigo Errejón, publicó recientemente un artículo en relación a lo que considera el futuro de un movimiento como Podemos de cara a las elecciones y posteriormente a éstas [2]. En su artículo "¿Más allá que la izquierda y la derecha?" apela a la existencia de un cambio de retórica necesaria para sacar adelante los cambios que "los de abajo", como él llama, reclaman. Habla de una crisis del sistema, de la necesidad de "los de abajo" de luchar contra "los de arriba". Pero se niega en aplicar el nombre evidente de este proceso: lucha de clases. Es más, evita esta denominación por miedo a que, como indica Monedero en este mismo artículo se centre en "vencer" en vez de "convencer". Insta a dejar de lado nuestra capacidad de razonar a favor de dejarnos llevar por los sentimientos básicos de rabia contra el sistema - el mismo que puede ser fácilmente manipulable a todas las dirrecciones, incluyendo el antisemitismo. En la introducción a su libro Curso urgente de política a gente decente, además de hacer unas apelaciones sentimentales sobre aquellas víctimas de las injusticias del sistema, hace una apelación a evitar las "teorías sin práctica", y entrar en acción. De nuevo, una apelación a los sentimientos por encima de la razón que, según Monedero, no tiene aplicación práctica en la política.

    En realidad esta transformación de lucha de clases en una lucha de "los de arriba" contra "los de abajo", ignora conscientemente las complejidades sistémicas que hacen "los de abajo" tan responsables del sistema como "los de arriba", y del hecho que "los de abajo" no incluyen a los blancos europeos que sólo están luchando por mantener sus relativos privilegios en comparación con el resto del planeta. La negación de la lucha de clases recuerda demasiado al fascismo peronista en sus argumentaciones para luchar por "los descamisados", que siempre decía Eva Perón en el momento de apelar "al pueblo" como público abstracto que apoyaba al peronismo. Es precisamente esa ausencia de la lucha de clases y la manutención de un "espíritu revolucionario" lo que provoca la necesidad de apelar al antisemitismo visto arriba, en los términos similares que Trotsky describió en 1937: la debilidad del argumentario de Podemos ante el resto de grupos que "compiten" por el mismo espacio, incluyendo el Partido X, Equo e incluso Izquierda Unida. Se trata de una debilidad por unas prioridades mal hechas, en que las elecciones europeas se convierten en más necesarias que propia ética política del que Podemos pretende destacar. 

    Quizá lo que los lectores de Monedero pierden es el mensaje tan correcto que dió Walter Benjamin en sus obra "Sobre el concepto de historia", en que vivimos "los de abajo" (las clases trabajadoras) en una constante "situación de emergencia" que, entiendo, es intrínseco en el sistema capitalista. Es la labor de una revolución imponer un verdadero "estado de excepción" a las clases dominantes, siendo ese el cometido fundamental de Podemos, como de los movimientos que tienen ese objetivo. La única forma de lograrlo es luchar contra ese permanente "estado de emergencia" que impide a nosotros, las clases obreras, reflexionar y razonar. Por su parte, el antisemitismo es un impedimento en lograrlo, a la vez que un síntoma del un núcleo de fracaso en el movimiento a la hora de establecer su naturaleza emancipadora "auténtica" que tanto pregona. Volviendo a Zizek, en su estudio del antisemitismo, sionismo y la cuestión palestina, lo expresa de forma clara citando la tesis de Walter Benjamin:

    "La desaparición de la lucha de clases y la (re)aparición del anti-semitismo son dos lados de la misma moneda, ya que la presencia de la figura anti-semita del "judío" es sólo comprensible en el marco de la ausencia de la lucha de clases. Walter Benjamin (...) dijo hace mucho que cada ascenso del fascismo da testimonio de una revolución fallida."

    En realidad, la ambigüedad a la consideración de Podemos como "izquierda", y la evasión de la mención de "clases" (incluso un término tan inocuo como "clases populares" versus "clases elitistas", que sería muy adecuado al discurso) van juntos a la comodidad de trotskistas y editores del programa de Podemos con la utilización oportunista del antisemitismo que todavía permanece en la sociedad española, en los términos que Trotsky indicó en 1937 sobre Rusia. Podemos está jugando con fuego, y la historia demostró que ese fuego termina consumiéndolo todo.

    Es por eso que termino este artículo no tanto con una apelación, ni con una demanda, sino con una simple oferta a todos los y las participantes de Podemos. Yo tuve mi decisión hace algunas semanas, por razones de principios y mi rechazo al antisemitismo que se ve reflejado en el punto 5.2 del programa, y del oportunismo demostrado al usarlo para conseguir votos. Pero es hora a los participantes de los círculos en hacer una decisión. Pueden permanecer callados, o se puede hacer lo verdaderamente emancipador. Es necesario extirpar el antisemitismo en todas sus manifestaciones, pues en cualquier forma o incluso mínima representación impide que un movimiento sea emancipador de verdad, y haría que toda victoria electoral una convierta los principios de Podemos como movimiento democrático que lucha por los derechos de la ciudadanía de base en nada más que una farsa. Está en el poder de los círculos, y sólo de los círculos, corregir y eliminar estas prácticas de Podemos. Pero eso requiere una voluntad firme.

    Con esta advertencia, dejo a los lectores y los miembros de Podemos a tomar sus decisiones libres, tal como lo hice yo. Respetaré sus decisiones, como no puede ser de otra forma. Pero también entenderé que están advertidas para el futuro, y que la responsabilidad de Podemos, para bien o para mal, yace básicamente en los círculos y los que lo componen.
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[1] En este caso Zizek asume una descripción de ideología como elemento contrario a la filosofía. La filosofía, siguiento a Horkheimer, es la promoción del cuestionamiento crítico que se traslada a la pregunta pertinente para el progreso del conocimiento. En cambio aquí el rol de la ideología es que nos hagamos la "pregunta equivocada".

[2] Hay mucha gente en la constelación de ideólogos vinculados a Izquierda Capitalista y/o el bolivarianismo chavista venezolano. No tuve la oportunidad de analizar un muy interesante artículo sobre la aplicación del cristianismo para la promoción de la izquierda por Carlos Fernández Liria y Luis Alegre Zahonero. Es interesante por el concepto extremadamente simplista del "cristianismo de base", y la animadversión manifiesta de estos autores, como de Juan Carlos Monedero, a la educación y pensamiento racional, y la aproximación peligrosa a la apelación a la fe como guía política, apoyado por organizar adoctrinamientos basados en la emoción. Esto es para otro momento, pero sí diré que mis experiencias personales con la "educación emocional" fueron catastróficas, experiencias autoritarias que prefiero no repetir jamás.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Léete el apartado titulado "Resistencia a la ocupación" (pp. 50-52): http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=77724397003

Alex el Cosmopolita Rojo dijo...

Interesante el artículo, aunque omite un aspecto fundamental: toda resistencia obliga a ambas partes respetar las leyes de un conflicto armado.

Significa que los palestinos cometieron flagrantemente crímenes de guerra al entrenar menores de edad (niños-soldado) para la lucha armada, utilización de entornos civiles sin evacuación de su población, el asesinato de prisioneros de guerra... Eso no es parte de una resistencia legítima.

A esto se agrega el problema que una vez abierto un proceso de paz para recuperar la legalidad internacional, la resistencia violenta no es aceptable legalmente, pues rompe tratados firmados por ambas partes.

Anónimo dijo...

Este artículo es para quitarse el sombrero, da gusto leer un discurso así de coherente y fundamentado, enhorabuena. El hecho de que Podemos no condene los actos terroristas palestinos demuestra su dobleraserismo, quiero pensar que no tienen ni puta idea de la realidad del conflicto, porque si no, no tiene explicación. Enarbolar la bandera de la izquierda no se puede compaginar con la defensa del violento, del racista, del nazi ... si, si, el tio de Arafat, mufti de Jerusalén, era aliado de Hitler ... porque????? Porque compartían su anti-judaismo ... cuando????? Antes de ni siquiera existir Israel como nación, lo cual nos debería hacer pensar que los palestinos actuales arrastran una herencia racista, xenófoba y anti-judía anterior a cualquier conflicto armado. Pero claro, en un país donde la ignorancia y borreguismo van cogidoos de la mano, y Cuatro y El País son medios "parciales" ... apaga y vamonos. Un saludo

LTD dijo...

Muy bueno el análisis. Gracias, porque es muy necesario.

Alex el Cosmopolita Rojo dijo...

Gracias por su comentario. Tengo la senzación que se está haciendo más necesario análisis que nunca.