Si había algo que podíamos decir de Madrid, es que por lo menos su alcalde, Alberto Ruiz Gallardón, tenía carisma. Personalmente nunca he confiado en Gallardón. Es verdad que parece más hábil que la mayoría de los políticos de España de todos los partidos. Es verdad que es del Partido Popular, pero nadie es perfecto. Después de todo, miren al primer ministro de España, Zapatero: El es socialista.
Pero Madrid está pasando un momento muy delicado. La lucha entre Gallardón y la presidenta de la Comunidad Autónoma de Madrid, (Des)Esperanza Aguirre, resultó en la victoria de esta última dentro de las filas populares, por lo que llevó a Gallardón plantear su renuncia a la alcaldía de Madrid. Si eso ocurre en el futuro cercano, lo más probable que Ana Botella, la esposa de José María Aznar se convertirá en alcaldesa de Madrid.
Para los no españoles, quizá la recordaran en sus legendarias luchas por los derechos de la unión entre peras y manzanas, o por sus excelentes labores de legionaria (más bien kamikaze) de Cristo en... Um... Pues habrá hecho algo durante todos estos años.
Pero en fin, Madrid ahora sí que tendrá un momento de pena. Ya vale con tener personas del PP dominando el espectro político de la capital, pero el dúo Desesperanza-Botella es ya exagerado. Y considero que es el momento de culpar a una sola persona de todo esto: Gallardón. Sí, Gallardón, que en vez de tener agallas y plantearles cara a los que le traicionaron, creando un propio movimiento político y desentendiendo del Partido Popular de una vez por todas, ha decidido mantenerse fiel a los que le tratan como un hereje que merece ser destruido. Y ahora abandona Madrid para darnos una diarquía ultrabeata del infierno para governar esa ciudad.
Por eso tenía razón en desconfiar en Gallardón. Pero claro, en estos casos no me gusta tener razón. Espero que reconsidere Gallardón lo que va a hacer. Pero sobre todo, lo que los madrileños van a hacer de cara a las próximas elecciones.
1 comentario:
"... Gallardón, que en vez de tener agallas y plantearles cara a los que le traicionaron, creando un propio movimiento político y desentendiendo del Partido Popular de una vez por todas..."
El problema no es la ausencia de líderes carismáticos o con cierta credibilidad, sino lo CARO que resulta financiar un partido político.
Sino que les pregunten a los promotores del Partido Reformista Democrático. Tan breve como la ventosidad que evocaba con sus siglas Prrrd!... pese a su pretensión de ser una opción centrista y moderada.
(al parecer, algunos todavía están pagando los créditos bancarios... desde hace 20 años)
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