jueves, junio 21, 2007

Discusión de una muerte

Esto me ha ocurrido hace algunos días. Mientras parezca surrealista, los recuerdos son muy claros. Se dice que en la vida no hay nada más claro que la muerte, y esto es lo que se puede decir de esta situación.

No sé porqué me eligió a mi, pero probablemente era simplemente mala suerte. Al estar en mi cama, en medio de la noche, apareció la muerte en sí, pero no como una figura antropomorfa, sino simplemente como un ser ambíguo, diluído por la oscuridad, casi omnipresente en mi alrededor, para decirme que he sido elegido a jugar un juego con él. Yo no podía reaccionar, estaba paralizado por una mezcla de miedo y de conciencla clara de quién o qué me estaba hablando. Pero lo importante es que indicó que el juego ya ha empezado en el momento que he escuchado su voz.

El juego se trataba de que debería darle argumentos convincentes para que yo me mantenga con vida más que 24 horas. Lo debería hacer tomando la opinión de los poderes políticos o sociales existentes en el país que vivía.

"Pero... ¿Porqué los poderes políticos y sociales?", le pregunté a la muerte. Éste me respondió con una risa macabra, como si su intención es hacerme un tipo de tortura para pasar el tiempo. Pero lo cierto es que pareció que no tenía opción.

No me pregunten cómo he conseguido reunirlos, pero lo cierto es que lo hice por menos que 12 horas. Probablemente la influencia sobrenatural de la muerte me ayudó, pero esto no es lo que importa en esta historia. Lo importante aquí es que aparecieron distintos grupos de personas, cada uno representando una postura distinta. Era como una cámara de diputados, con unos centenares sentandose desde mi derecha a mi izquierda, con posturas políticas existentes en este país.
Me he puesto de pié, y expuse mi problema:

"Como algunos saben, la muerte me dió hasta esta miedia noche para poder salvarme de una muerte, indicando un argumento convincente para que yo viva más allá que esa hora."

Claro estaba que los representantes se pusieron a deliberar. Deliberar, para discutir la situación de mi posible muerte. ¿Qué les costaba tanto encontrar un simple argumento?

Inmediatamente, los que se sentaban a mi derecha, de forma unánime y organizada, se levantaron todos a la vez, y al unísono inmediatamente dijeron:

"Estimable señor, usted debería obedecer las directrices de la muerte. Te ha elegido por alguna razón, y tu no tienes ni un derecho a questionar toda decisión tomada por ese poder. Además, si nosotros lo decimos, nadie tiene derecho a questionarlo, incluso si es un dogma sin sentido, obsoleto e irracional."

Entendiendo que esa masa de muchedumbre no me estaba ayudando, les pedí que se sienten, cuando reaccionaron.
"Usted no es nuestro líder! No es nuestro guía! Estamos injustamente indignados con tí! ¡¡¡UNETE AL ENJAMBRE!!!"

Cuando notaron que no reaccionaba, se sentaron, y decidieron esperar a otro momento para intervenir. Inmediatamente he decidido ir al grupo que se sienta al frente mío, en una posición tan ambígua que no he podido decidir a qué lado se sentaban. Se movían constantemente, meintras que se rodeaban de personas que claramente irradiaban un ego inquestionable. Uno de estos me ha respondido de forma calmada, mientras que el resto seguía moviendose incontrolablemente:

"Deberías hablar con la muerte. Primero para saber porqué de eligió a ti. Segundo, para negociar y llegar a un compromiso, pero sin dar un compromiso propio."

Intentando entender lo que decían, continuaron:
"Lo importante es que no presentes una posición tuya. Necesitas discutir las cosas... Quizás sería buena idea simplemente mediar entre la muerte y la vida. Serías una especie de ser abominable y repugnante, medio vivo y medio muerto, pero en ese caso por lo menos has evadido un conflicto."

He esperado 3 minutos antes de simplemente decir que se sienten. Se sentaron de forma desorganizada, aunque han llegado a un acuerdo que no se movían a unos 3 metros de donde originalmente se proponían sentar al llegar al lugar. Posteriormente, al notar un viento leve que apareció repentinamente, toda la supuesta organización se desvaneció, para entrar en otra ronda de negociación.

De esta forma he notado un grupo de minorías que, distintas entre sí, compartían una postura común. Al preguntarles qué argumento podria usar, insistieron hablar en su lengua, a pesar de lo poco práctico, incluso inútil, que resultaba hacer eso, pues yo no entendería ni una palabra. Les consentí, pero sólo después que apareció un intérprete.

"Deberías buscar tus raíces. Allí entontrarás algo que te permite llegar a una razón para vivir más tiempo. Lo importante es utilizarlos, a pesar de lo que la muerte o cualquier otro ser piense. Dicho de otro modo, si usaste pañales en tu infancia, compra nuevos pañales y úsalos en su cara. De esta forma, podrás reclamar que sigues tus propias leyes la vida, y evitarás la muerte."

"¿Pero crees que la muerte me hará caso? Las leyes humanas se aplican a todos."

"¡No! Cada realidad nacional tienen sus propias leyes. Incluso en su relación con la naturaleza..."

Fue entonces que decidí que sigan hablando en su lengua que no entendía, indicando al intérprete que dejara. A continuación, decidí buscar el argumento en otro grupo, que esperaba callado para hacer su intervención. Una vez que les indiqué que podrían hablar, me dijeron:

"¡Ah! ¡Por fin podemos hablar! ¡Y alguien nos escucha!

Ahm... En fin, sobre su situación... Creo que lo importante es luchar contra la muerte."

"¿En serio? Son el primero grupo que lo dicen. En seguida le diré algunas palabras que..."

"¡No! ¡Espera!" - me interrumpieron. - "No puedes usar la violencia verbal. Tampoco puedes usar ni un método alternativo que represente alguna forma de ataque al ambiente natural de la muerte. Debemos ser tolerantes con todos los seres del universo, incluyendo a ese ser que cumple una función fundamental."

"Si, pero..."

"¡Pero nada! Recuerda, necesitamos todos sentarnos en este lado izquierdo de este lugar. Yo sé que no significa nada práctico, pero es necesario sentarnos aquí."

"Um... Ya..."

Estaba cansandome de este juego. Ya han pasado 5 horas, entre gritos, debates inútiles y los argumentos que he puesto aquí. Cuando todo parecía perdido, de repende irrumpieron una banda de personas con pancartas y llenos de stickers hasta en su propia cara. Fue entonces que escuché la muerte diciendo.

"¡Salid! ¡No han sido invitados a esta reunión! ¡No son nadie, ni representan a nadie!"

"¡No! ¡Debemos desafiar a la autoridad, sea cual sea, incluyendo a la de la muerte!"

Pareció que la muerte se cansó, y con un rayo negro, descendió sobre la tierra, al lado mío, como una figura oscura, pareciendo justamente como se ha representado millares de veces: Con capucha y una guadaña, probablemente para hacer una imágen más familiar para todos los que estabamos presentes. Fue entonces que dijo:

"Ustedes no son bienvenidos."

"¿A sí? ¡No nos sometemos a su autoridad! ¡Somos revolucionarios contra la autoridad!" - Dijo uno de sus líderes, que a cabo de 10 segundos fue levantado por la propia muerte para tener un muy doloroso término a su vida.

"¡Ahora fuera!"

"¡No!" - respondieron los que se llamaban revolucionarios.

"¡Esperad! Quizás tienen algo que decir."

"No tienen nada que decir. Les falta la inteligencia para ser considerados aquí."

"Yo escucharía a todos los que quieren decir algo, muerte. Me has dicho que puedo usar a todos los que tiene alguna autoridad de poder. Pues, todo ser humano tiene poder, el poder de hablar y expresarse."

La muerte, tras una deliberación breve, respondió: "Muy bien. Entonces, que continúen."

Los revolucionarios, una vez que les he dado la palabra, me dijeron lo siguiente:

"Tenemos un plan para derrocar su tiranía y, de tal forma, evitar tu muerte. Primero, tomamos pancartas y las pegamos a su cuerpo, para después planificar una toma de los cementerios gritando a los muertos '¡esquiroles!'. Tomaremos apoyo de los grupos menores que nosotros, que no tienen capacidad de pensar independientemente, para así mantener una fuerza de choque leve.

Una vez que hacemos todo eso, reclamaremos a todas las fuerzas del universo a derrogar la muerte, y declarar un universo libre de muertes para el resto de la existencia."

"No me parece un método eficaz, la verdad..." - Lo dije, mientras que la muerte se contenía de reirse. No quería que haga una de sus risas macabras.

"¡¿QUÉ?! ¡USTED NO TIENE DERECHO A QUESTIONAR NUESTRA AUTORIDAD! ABAJO A LOS QUE SE SOMETEN A LA OPRESORA AUTORIDAD DE LA MUERTE!"

"No es que me someto, es que no me parece un método eficaz."

"¡No tienes derecho a indicar otro método que el nuestro! ¡Nuestra lucha revolucionaria es a favor de la igualdad de todos los seres humanos ante la naturaleza! ¡Por eso debemos reivindicar las diferencias de cada ser humano ante la naturaleza!"

"Um... ¿No es eso contradictorio?"

"¡ERES UN CONTRARREVOLUCIONARIO! ¡ESTAS FUERA DE NUESTRA ORGANIZACIÓN!"

Despues de eso, abandonaron el lugar para no verse más. Para ese momento, eran ya las 23:45, 15 minutos antes de mi imminente muerte. Me he deprimido, y decidí sentarme para pensar en la vida que he tenido. Pensando que todo estaba perdido, a cinco minutos antes de mi muerte, se me ocurrió algo. Pero tenía miedo, era algo propio, solo. Era mi última oportunidad.

"¡Muerte! ¡Escuchadme!"

La muerte reapareció ante mi, e indicó que hable.

"No soy un gran orador, y soy demasiado jóven para ser alguien de mucho peso en el mundo. Además, mi condición de familiar y amigo no me ayudan, pues todas las personas lo tienen, y eso no me da privilegios.

Sin embargo, la pregunta es ¿Cómo sabes que mi muerte beneficiará a alguien? La respuesta es que no se sabe. En realidad, como persona puedo ser más útil para este mundo. Si muero ahora, los beneficios que mi vida pueden dar irán al desprecio."

"Si, pero ¿en qué hace esto especial de ti?" - preguntó la muerte.

"Si yo no lo hago, nadie lo hará por mi. Y es que lo que yo haré con mi vida será algo único y sin repetición.

Además, mientras que mi condición de irrepetible es compartido por otros, mi muerte sobrenatural por tu mano no lo es. Por eso, me darías una injusticia illógica para sostener las leyes naturales."

La muerte no tuvo otra opción que pensar en lo que he dicho, y aceptarlo. El argumento no era muy bueno, pero sirvió para indicar que tengo razón. Inmediatamente la muerte abandonó su postura antropomorfa, y retornó a su unión con el resto de las fuerzas naturales.

En efecto, estaba vivo, por una idea propia. El resto de personas retornaron a sus asuntos, mientras que yo he vuelto a casa. Al día siguiente, viviría otro día.

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